lunes, 5 de noviembre de 2012

Competencia espermática


Los múltiples apareamientos de las hembras de muchas especies animales dan como consecuencia la competencia espermática. La competencia se desarrolla en los órganos reproductivos de la hembra, entre los espermatozoides de dos o más machos que se disputan la fertilización de los óvulos. Este hecho a dado lugar a una amplia gama de adaptaciones y contraadaptaciones dentro de los machos para poder aumentar la probabilidad de fertilizar los óvulos y reducir la probabilidad de otros machos.
Los espermatozoides de machos distintos compiten entre sí para fecundar los huevos de manera que los machos que produzcan más espermatozoides tendrán más oportunidades de fecundar los huevos de la hembra.
Los machos que nunca se enfrentan a la competencia espermática deben producir únicamente el esperma suficiente para fecundar cada huevo ( caballitos de mar y las agujas).
Otro factor responsable del elevado recuento espermático es que los espermatozoides mueren en gran número durante su viaje a lo largo del tracto reproductor femenino. Los espermatozoides pueden acabar siendo digeridos, expulsados o atrapados y eliminados.

La rivalidad entre machos

 Un macho es capaz de juzgar el grado de rivalidad que tiene con otros machos por la hembra deseada. Los machos de varios invertebrados pueden ajustar la cantidad de eyaculado en respuesta al riesgo de competencia. En los escarabajos se ha mostrado que los machos eyaculan poco cuando se aparean con hembras que fueron eyaculadas previamente. Si el macho “juzga” que tiene pocas posibilidades de ser el padre de las crías, la cantidad de esperma que eyacula es reducida; sucede lo contrario si las posibilidades son mayores. Un caso extremo es el de las mariposas porque el macho se da el gusto de “toquetear” a la hembra pero no eyacula si identifica que su pareja se apareó previamente con otros.
Ciertos arácnidos regulan la frecuencia y duración de la cópula de acuerdo con la historia de apareamiento de la hembra y la presencia de machos rivales. Los machos copulan más frecuentemente y por períodos más largos con hembras vírgenes que con hembras apareadas. Además, como los machos de mayor tamaño evitan que los pequeños se apareen, entonces los grandes copulan mayor número de veces. Como consecuencia, los machos pequeños se aparean con menor frecuencia pero su cópula es más duradera, con ello, incrementan su posibilidad de tener descendencia. Las cópulas de mayor duración presumiblemente resultan en mayor cantidad de esperma expelido.
Los machos de varias especies de aves y mamíferos incrementan la posibilidad de ser padres al aparearse repetidamente con la misma hembra, sometiéndose a la competencia espermática porque la hembra copula con diferentes machos. Las ratas por ejemplo, copulan alternadamente; machos y hembras se aparean con múltiples parejas en un mismo periodo reproductivo. Y como el coste en la producción de semen no es trivial, la hipótesis es que los machos regulan la cantidad de espermatozoides que expelen durante la eyaculación dependiendo del riesgo de competencia espermática. Los experimentos con esta misma especie (Rattus norvegicus) han mostrado que los machos ajustan el número de espermatozoides dependiendo de las circunstancias durante el apareamiento; si la condición es poliándrica, los machos expelen mayor número de espermatozoides que en una situación monándrica. Se desconocen cuales son los factores que le indican a un macho si el tracto reproductivo de una hembra contiene semen de un rival.




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